A la sombra de Azagala

A la sombra de Azagala
Aún hoy, 25 años después me sigo sintiendo a la sombra de Azagala y esos paisajes, ya perdidos, siguen estando presentes en mi memoria; gracias a ellos quizás hoy soy lo que conocéis y tal vez bajo la sombra de ese viejo castillo se forjaron amistades capaces de sobrevivir 25 años y con fuerzas para viajar otros 25 más. Vaya pues este pequeño homenaje a ese castillo, esos paisajes y esos amigos

miércoles, 26 de marzo de 2008

jueves, 6 de marzo de 2008

02/07/1968 Un momento gracioso y singular

Quiero comenzar con esta foto una serie que habla en imágenes lo que fué mi niñez y animaros a todos a que rebusquéis en aquellas floreadas cajas metálicas de galletas, donde casi todas las familias guardan sus fotos, esos fugaces momentos en blanco y negro que nos retrotraen a una infancia que no debiera estar perdida. Animaos, puede ser muy divertido


Algunas veces esas fotos que guardamos en la caja de galletas, detuvieron el tiempo en un hecho singular. La mayoría de esos momentos son importantes, cumpleaños, bodas, bautizos, comidas etc. Otras sin embargo captan un hecho intrascendente que jamás se vuelve a producir y que sin embargo queda vívidamente grabado en nuestro cerebro; este es el caso de esta foto. Fué un viaje de Málaga a Murcia en un Gordini en el que íbamos 7 personas, supongo que haríamos varias paradas, pero mi memoria sólo registra esta.....puedo escuchar las voces del entorno, los olores del coche y el bocata, las risas y la sensación de estar sentado en el coche con la puerta abierta, también puedo evocar el tacto de la tapicería y el interior del coche, pero sólo en ese momento. Es como si el clic de la cámara hubiese impresionado también de forma indeleble una parte de mis recuerdos. Quizás, y sólo es una suposición, tuviera algo que ver que en ese momento estaba probando mi primera cocacola, recuerdo el cosquilleo en el paladar y las burbujas de gas casi saliéndome por la nariz, todo ello rematado con un sonoro rebuzno convenientemente reprochado por mi madre.

miércoles, 5 de marzo de 2008

En el corazón del África húmeda


El parque nacional de Aberdare está situado en la cordillera del mismo nombre, bautizada por Joseph Thomson en 1883 durante su viaje de exploración al interior de Kenya. Los nativos Kikuyu conocen estas montañas por su nombre tradicional, Nyandarua. En sus neblinosos y húmedos bosques se ocultaron los guerrilleros del Mau-Mau durante la guerra de la independencia, entre 1947 y 1956. El parque fue creado en 1950 con una extensión de 584 km², para ampliarse después hasta los 770 km², lo que lo convierte en el tercer parque más grande de Kenya.
La cordillera de Aberdares, de 160 km de longitud, se encuentra situada en las Tierras Altas Centrales, en la provincia Central, al oeste del Monte Kenya y al norte de Nairobi, limitando el Rift Valley por el este. El parque nacional comprende una franja longitudinal de sur a norte, con una proyección hacia el este denominada Salient o Saliente, que desciende hasta los 2.130 m cerca de la población de Nyeri. El Saliente tiene su origen en una antigua ruta migratoria de los elefantes entre la cordillera y el Monte Kenya.
El parque es el más elevado de toda Africa, ya que el altiplano se sitúa en su mayor parte a una cota por encima de los 3.000 m. Las cumbres más elevadas de la cordillera son el Kinangop, con 3.906 m, y el Oldonyo Lesatima, "la montaña del joven toro" en la lengua Maa de los Maasai, con 4.001 m de altitud. La mayor parte del paisaje está constituido por una selva húmeda y lluviosa envuelta en neblinas, lo que le confiere un aire de bosque encantado. Las truchas proliferan en los arroyos de montaña, que se desploman en espectaculares saltos de agua, como el Keruru Kahuru de 270 m y el Gura de 240 m en el área sur, o las Chania Falls en el sector central del parque. Debido a la elevada humedad, las carreteras que recorren el parque están embarradas durante gran parte del año.